Virgen de la Espera (Atessa)
Modelo R013402O
Madera de tilo
Color
Peso 500 gr
Medida 22 cm
Referncia 8030969715402
Artista Angélica Balam (pddm)
Dios desciende a la historia, al jardín que había preparado para el hombre, y lo busca. El corazón se estremece ante la voz de esta pregunta de Dios, su voz es la voz del silencio, como un soplo. Pero también es una voz que sacude los robles y trastorna el abismo. Dios viene a nuestro encuentro, se hace prójimo. Dios quiere entrar en el mundo que es suyo, pero quiere hacerlo a través del hombre: este es el misterio de nuestra existencia. Que "Dios entre". Pero solo puedes dejarlo entrar donde vives una existencia auténtica. Aquí está la respuesta del hombre. Hubo una mujer que dejó entrar a Dios en su lugar de vida: María de Nazaret. La virgen de la espera se muestra aquí arrodillada mientras ora. Su actitud quiere manifestar la acogida sencilla, humilde y plena de la Palabra. La mano sobre su pecho sella su adhesión a la alianza con Dios, continuamente traicionada por el pueblo, pero renovada por Dios y definitivamente anunciada por los profetas: la venida del Mesías a través de la Virgen. La Palabra puesta en el seno de María representa aquella Palabra que, recibida y orada por ella en la fe, tomará forma humana y vida en su seno; como afirma san Agustín: "María concibió al Señor primero en la fe y luego en su cuerpo". La Sagrada Escritura que ella meditaba se hace carne en su seno por obra del Espíritu Santo. Siempre ha asumido esta actitud, incluso después de la concepción del Hijo de Dios y durante todo el tiempo de su vida pública. De hecho, la Escritura afirma: "Ella guardaba todas estas palabras, meditándolas en su corazón" (Lc 2,19). También nos invita a cada uno de nosotros a asumir esta actitud de fe y confianza: "Haced lo que Él os diga" (Jn 2,5). La imagen da cuenta de la oración que la Iglesia eleva en su honor en la colecta del 4º domingo de Adviento (ciclo A). y que pidamos también por nosotros: "Oh Dios Padre bueno, que revelaste la gratuidad y el poder de tu amor, eligiendo el seno purísimo de la Virgen María para revestir de carne mortal al Verbo de vida: concédenos también acogerlo y generarlo en el espíritu en la escucha de tu palabra, en la obediencia de la fe” como lo hizo María.
Mantenimiento: Limpiar con un paño seco y suave
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